
El Nivel de vida, es la capacidad que tenemos de tener bienes que nos dan satisfacción, usualmente entre más se gaste en ellos, más bienestar nos darán a través de elementos como la comodidad, la confiabilidad, la apariencia o el “glamour”. Un buen ejemplo de esto es el transporte: si decidimos ir de nuestra casa a nuestro trabajo caminando, el gasto es casi nulo, pero si llueve nos mojaremos, si vivimos lejos gastaremos mucho tiempo, si hace mucho calor entonces llegaremos demasiado acalorados a nuestro trabajo etc. Podemos entonces decidir tomar transporte público masivo como un autobús o un metro, en este llegaremos más rápido y no nos mojaremos, pero gastaremos seguramente más dinero que si caminamos. Si queremos ir más cómodos aun, podemos tomar un taxi, iremos menos “apretados” que en el autobús, no tendremos que hacer nuestro trayecto de pie, pero por supuesto el costo de este será mayor. Pero si no queremos tener que esperar a que pase un taxi vacío ni queremos depender de nadie, compraremos un vehículo propio, pero este usualmente es más costoso que el transporte público, entre más costoso sea el vehículo, seguramente más beneficios tendrá, más cómodo será, pero gastaremos más.
El nivel de vida entonces implica una serie de egresos mensuales que usualmente están siendo sufragados con el dinero proveniente del ingreso laboral. Es decir, nuestro nivel de vida es pagado con nuestro trabajo.
Para la mayoría de nosotros, la vida económica es similar a un castillo de naipes construido sobre una repisa, si la repisa se mueve, toda nuestra estabilidad económica se derrumba. Esa repisa es precisamente nuestros ingresos laborales, los que generamos con nuestro trabajo, ya sea que lo hagamos como empleados en una organización o que los generemos trabajando en nuestro propio negocio. Pero, ¿qué pasaría si por efecto de una enfermedad o por cualquier motivo Usted no pudiera continuar trabajando?.
La respuesta es simple: en primer lugar disminuiríamos nuestros gastos a los mínimos posibles, dejaríamos de gastar dinero en las cosas que nos gustan y solo gastaríamos en aquello que es necesario para sobrevivir. Después de un tiempo, empezaríamos a vender nuestras propiedades, seguramente nuestro automóvil, las “joyas”, etc. e incluso nuestra vivienda.
Este proceso, además de ser perjudicial desde el punto de vista económico, es devastador desde el punto de vista personal, solo imagine su reacción ante dos situaciones: La primera, Usted va a vender su vivienda actual para cambiarla por una más grande y cómoda. Seguramente toda su familia estaría muy satisfecha y feliz con esta venta. Ahora imagine que debe vender su vivienda, pero esta vez porque no puede pagar las mensualidades acordadas por el banco pues, perdió hace un tiempo su trabajo. Esta última es una situación devastadora emocionalmente. En este ejemplo el problema deja de ser simplemente económico y se convierte en una complicación emotiva.
En conclusión, nuestro bienestar económico no se mide por Cuántos bienes tenemos, se mide mejor por el Tiempo que nos logramos mantener el día que no podamos trabajar. Esta es la idea de la Tranquilidad. Por lo tanto, la riqueza mide el tiempo que puede usted mantener su nivel de vida actual hoy sin necesidad de trabajar.
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